Nos gustaría compartir con vostros esta carta que escribimos para nuestro maestro Thây, y que leímos en la tercera ceremonia conmemorativa en su honor, el 19 de enero en Upper Hamlet.
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Querido y amado Thay
Mientras estamos sentados en el suave abrazo de nuestra Sangha global de Plum Village, nuestros corazones están llenos de un profundo sentimiento de gratitud y reverencia. Hace dos años tu cuerpo físico se fundió de nuevo con nuestra Madre Tierra, pero tu presencia y tu espíritu continúan iluminando el camino para nosotros, tus estudiantes y discípulos.
Como estudiantes, hemos tenido el honor y el privilegio de caminar a tu lado y de recibir la profundidad de tu sabiduría y la compasión sin límites que encarnas. Más que meras lecciones, tus enseñanzas fueron experiencias vivas que ahora perfuman toda nuestra vida y todas nuestras interacciones. Tu presencia era un santuario de paz, un testamento del poder de la plena conciencia y la benevolencia.
Nos enseñaste, con tu ejemplo luminoso, que incluso ante la adversidad y las dificultades la llama de la aspiración puede arder brillantemente, sin cesar. Tu vida, entretejida con la trama de la resiliencia y un compromiso inquebrantable con la paz, fue tu mensaje. En los momentos más oscuros, seguiste siendo un faro de esperanza, demostrando que la paz interior debe ser la base de la paz para la humanidad.
Tu viaje no fue sólo tuyo. También se convirtió en el nuestro. A través de tus ojos, aprendimos a ver el mundo con compasión y comprensión. Nos mostraste la interconexión de todas las cosas, recordándonos que no estamos separados, sino profundamente conectados entre nosotros y con la Tierra. Tus enseñanzas sobre la plena conciencia, sobre la profundidad de cada momento, sobre la belleza de la vida, son regalos de infinito valor.
Mientras seguimos el camino que nos has trazado, nos sentimos decididos a continuar tu legado. Tu guía sigue viva en cada uno de nosotros, tus alumnos, mientras nos esforzamos por abrir, a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones, las puertas del Dharma que tú nos has transmitido.
Aspiramos a estar atentos, a cultivar la paz y la comprensión en nuestros corazones y a extender esta paz a todo el mundo.
Sentimos profundamente tu ausencia, pero nos reconforta saber que sigues con nosotros, en el susurro del viento en las hojas, en la calma de la meditación, en una sonrisa compartida, en los momentos silenciosos de reflexión y en tu obra maestra: esta comunidad viva. Nos has enseñado que la vida es impermanente, pero que el amor y la comprensión son un legado que puede trascender el tiempo.
Gracias, querido Thay, por tus inestimables consejos, por tu infinita compasión y por todas las inestimables lecciones que siguen guiándonos. Nos comprometemos a recoger la antorcha de tus enseñanzas, procurando que la esencia de Plum Village siga floreciendo y tocando los corazones de todos los seres.
Con nuestra gratitud y amor más profundos,
Nosotros, tus alumnos