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Que nuestro amor sea nuestra verdadera morada.

En este extracto de la enseñanza del Dharma ofrecida en 2010, Thich Nhat Hanh comparte su visión profunda de los tres tipos de intimidad que pueden ayudarnos a construir una verdadera morada, un hogar en nosotros mismos y en las personas queridas.

En vietnamita, el marido suele llamar a su esposa «mi casa». Y lo mismo ocurre con la esposa, que llama a su marido «mi casa». «Nhà tôi» significa «mi casa», «mi hogar». Si le preguntas a un hombre «¿Dónde está tu esposa?», te responderá: «Mi hogar está ahora mismo en la oficina de correos». Y si un invitado le dice a la esposa: «Tu casa es bonita; ¿quién la ha decorado?», ella probablemente responderá: «Mi hogar la ha decorado», refiriéndose así a su marido. Cuando el marido llama a su mujer, dice: «Nhà ơi», mi hogar. Y ella responde: «Aquí estoy».

En una relación así, la otra persona es tu verdadero hogar. Y tú debes ser un verdadero hogar para él o para ella. Antes que nada, para poder ser el hogar de tu ser querido debes ser tu verdadero hogar para ti. Deberíamos entrenarnos para ser un verdadero hogar para nosotros mismos y para la persona que amamos. ¿Cómo? Practicando la plena conciencia.

En Plum Village, cada vez que oyes la campana, dejas de pensar, de hablar, de hacer cualquier cosa. Diriges tu atención a tu inspiración y dices: «Escucho, escucho. Este maravilloso sonido me devuelve a mi verdadero hogar». Mi verdadero hogar está en mi interior. Mi verdadero hogar está en el aquí y ahora. Por eso nos ejercitamos en volver a casa a lo largo del día, porque solo estamos cómodos en nuestro verdadero hogar. Nuestro verdadero hogar está disponible y podemos volver a él en cualquier momento. Nuestro hogar debe ser seguro, íntimo y cómodo, y somos nosotros quienes nos encargamos de que así sea.

Tres tipos de intimidad

Podemos distinguir tres tipos de intimidad. La primera es de orden físico y sexual. La segunda es emocional. Y la tercera es de naturaleza espiritual. La intimidad sexual no puede separarse de la intimidad emocional. Van de la mano. Y si la intimidad espiritual está presente, la intimidad física y sexual tendrá un significado y será sana y curativa. De lo contrario, será destructiva.

Intimidad emocional

Cada uno de nosotros busca intimidad emocional. Queremos una comunicación verdadera, un entendimiento mutuo, una comunión. A la luz de la práctica budista, debemos escuchar nuestro propio sufrimiento. Hay sufrimiento en nosotros y hay sufrimiento en la otra persona. Si no escuchamos nuestro propio sufrimiento, no lo comprenderemos y no tendremos compasión por nosotros mismos; y la compasión es el elemento que favorece la curación.

Lo primero de lo que habló el Buda fue del sufrimiento interior. Muchos de nosotros estamos llenos de miedo. No queremos volver a nosotros mismos, porque tememos chocar con nuestro bloque de sufrimiento interior y que nos abrume. Preferimos tratar de ocultarlo mediante el consumo. Consumimos comida, música, consumimos muchas otras cosas y consumimos sexo. Pero eso no nos ayuda. Por eso Buda propuso que volviéramos a casa con valentía, para reconocer y escuchar profundamente el sufrimiento interior. Podemos utilizar la energía de la plena conciencia, generada por la respiración y la marcha conscientes, para abrazarla con ternura. «Mi sufrimiento, sé que estás ahí. Estoy en casa. Y voy a cuidar de ti».

Curar el sufrimiento de los antepasados

Hay momentos en los que sufrimos, pero no conocemos la naturaleza del sufrimiento. Puede que nuestros antepasados, nuestros padres, no hayan sido capaces de transformar su sufrimiento y nos lo hayan transmitido. Y ahora, gracias a nuestro encuentro con el budadharma, tenemos la posibilidad de reconocerlo, abrazarlo y transformarlo, tanto para nosotros mismos como para nuestros antepasados, nuestros padres. «Queridos ancestros, querido padre, querida madre, he recibido de vosotros este bloque de sufrimiento. Conozco el Dharma, conozco la práctica. Así que voy a aprender a reconocer este bloque de sufrimiento que se me ha transmitido y, con amor, voy a intentar aceptarlo y transformarlo». Puedes hacerlo por amor. Lo haces por tus padres, por tus antepasados, porque nosotros somos nuestros antepasados.

El poder de la comprensión y la compasión

Según la enseñanza de las Cuatro Nobles Verdades, solo podremos comprender las raíces de nuestro sufrimiento si lo escuchamos, si lo miramos en profundidad y lo abrazamos tiernamente con la energía de la plena conciencia. Cuando empezamos a comprender las raíces de nuestro sufrimiento, aparece de pronto la energía de la compasión y la comprensión. La comprensión y la compasión tienen el poder de sanar. Al abrazar y escuchar nuestro sufrimiento, hacemos nacer la comprensión y la compasión. Y cuando en nosotros nace el néctar de la compasión, sufrimos menos, nos sentimos menos solos. Empezamos a sentir calidez en nuestro interior; construimos un hogar en nuestro interior. Buda nos recomienda construir una casa en el interior, una isla en nosotros mismos. Seamos una isla en nosotros mismos. Nos sentiremos cómodos, bien abrigados, y así podremos convertirnos en un refugio para la otra persona.

El inter-ser y la fundación de un hogar

Cuando hemos comprendido nuestro propio sufrimiento, nuestra propia soledad, nos sentimos más ligeros y podemos escuchar el sufrimiento de la otra persona. Nuestro sufrimiento lleva en sí el sufrimiento de nuestros antepasados, del mundo, de la sociedad. El inter-ser significa que mi sufrimiento está en tu sufrimiento y que tu sufrimiento está en mi sufrimiento. Por eso, una vez que he comprendido mi sufrimiento, me resulta más fácil entender el tuyo. Cuando entendemos el sufrimiento de alguien, es un gran regalo que podemos ofrecerle. Por primera vez, la otra persona se siente comprendida. Ofrecer comprensión es ofrecer amor. Y no es posible comprender a otra persona sin comprenderse a uno mismo. La construcción de un hogar comienza por uno mismo. Tu pareja también está construyendo un hogar interior. Entonces puedes llamarla «tu hogar», y él o ella puede hablar de ti como «su hogar».

En Upper Hamlet, construimos una Sangha como nuestro hogar. También puedes construir tu familia como una sangha, porque sangha significa simplemente «comunidad». La tarea más noble es construir una sangha. Después de alcanzar el despertar, lo primero que nos enseñó Buda fue buscar los elementos necesarios para construir una sangha. Una sangha es un refugio para nosotros y para muchas personas.

La intimidad emocional y la intimidad física se interrelacionan.

Volvemos a casa, escuchamos el sufrimiento que habita en nosotros. Abrazamos nuestro dolor, nuestra tristeza, nuestra soledad con la energía de la plena conciencia. Y este tipo de comprensión, este tipo de visión profunda, contribuirá a transformar el sufrimiento en nosotros. Sentimos más ligereza, empezamos a experimentar calidez y paz en nuestro interior. Y cuando la otra persona se une a nosotros para construir ese hogar, es un aliado que se nos ofrece. Tú le ayudas y él te ayuda a ti. Y juntos, tenéis un hogar. Tienes un hogar en ti y un hogar en él, en ella también. En ausencia de este tipo de intimidad, una relación sexual puede causar mucho daño. Por eso he dicho antes que la intimidad física y sexual no pueden separarse de la intimidad emocional.

Incorporar la intimidad espiritual

Existe un vínculo entre lo espiritual y lo emocional. La espiritualidad no es solo creer en una enseñanza, es una práctica. Y la práctica siempre es fuente de calma, comunicación y transformación. Toda persona necesita una dimensión espiritual en su vida. Sin una dimensión espiritual en nuestra vida, no podemos hacer frente a las dificultades que encontramos. Deberíamos tener una práctica espiritual, una vida de Dharma. Aprendemos a poner en práctica el Dharma. Con este tipo de práctica, podemos hacer frente a las dificultades que encontramos en nuestra vida cotidiana.

Tu práctica espiritual puede ayudarte enormemente a manejar tus emociones, a escuchar, a aceptar tu propio sufrimiento y a reconocer y aceptar el sufrimiento de la otra persona. Por eso estas dos formas de intimidad interson. Sabes cómo manejar una emoción fuerte, como el miedo, la ira o la desesperación. Como sabes cómo hacerlo, puedes sentirte más tranquilo contigo mismo. Esta práctica espiritual te ayuda a construir un hogar en tu interior, para tu bien y el de la otra persona. Por eso la intimidad emocional no puede separarse de la intimidad espiritual. Los tres tipos de intimidad interson.

Si dominas el inglés, puedes leer el artículo completo en la revista Mindfulness Bell


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What is Mindfulness

Thich Nhat Hanh January 15, 2020

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