Como muestra de nuestra profunda gratitud hacia Thich Nhat Hanh y para ofrecer una forma concreta de continuar su legado, os ofrecemos algunos extractos (traducidos) del nuevo libro How to Listen (Cómo escuchar), que se publicará en español en los próximos meses.
El poder de la escucha
La escucha profunda de otra persona es una verdadera meditación. Seguimos nuestra respiración y practicamos la concentración; podemos aprender mucho sobre esa persona, cosas que no sabíamos antes. Cuando practicamos la escucha profunda, podemos ayudar a la persona a la que escuchamos a liberarse de las percepciones que la hacen sufrir. Podemos restablecer la armonía en nuestras relaciones, amistades, familia, comunidad, dentro de nuestra nación y entre naciones. Es así de poderoso.
Cómo entrenarnos
Debemos escuchar a la otra persona de manera que tenga la oportunidad de expresarse. Hacemos todo lo posible por escuchar, pero no siempre es posible prolongar la escucha más allá de unos minutos; las palabras de la otra persona puede que toquen el dolor, la violencia y la ira presentes en nosotros. Al principio, nos prometemos a nosotros mismos ofrecer esta oportunidad de expresión a la otra persona, incluso si lo que dice es injusto o difícil de escuchar. Pero la violencia, el dolor, el miedo y la ira que nos habitan nos impiden escuchar más de cinco minutos; buscamos reaccionar, responder o huir.
Hemos perdido nuestra capacidad de escuchar con compasión, debemos entrenarnos para poder escuchar de nuevo.

Escuchándonos a nosotros mismos
Antes de poder ofrecer una buena escucha a otra persona, debemos ofrecernos un tiempo de escucha hacia nosotros mismos. A veces, al tratar de escuchar a otra persona, no logramos escuchar realmente lo que dice, porque nuestras propias emociones y pensamientos están demasiado presentes en nosotros, reclamando nuestra atención. Deberíamos sentarnos con nosotros mismos, volver a nuestro interior y escuchar las emociones que surgen, sin juzgarlas ni interrumpirlas. También podemos escuchar cualquier pensamiento que surja y dejarlo pasar sin aferrarnos a él. Y cuando hayamos dedicado suficiente tiempo a escucharnos a nosotros mismos, podremos ofrecer escucha a las personas que nos rodean.
Comprender nuestro propio sufrimiento
Cuando logramos escucharnos profundamente a nosotros mismos, podemos comprendernos, aceptarnos, amarnos y comenzar a alcanzar la paz. Quizás aún no nos hemos aceptado porque no comprendemos quiénes somos; no sabemos cómo escuchar nuestro propio sufrimiento. Por eso, debemos practicar en primer lugar la escucha de nuestros propios sufrimientos. Permanecer con ellos, sentirlos, abrazarlos para comprenderlos y permitir que se transformen gradualmente. Es posible que nuestro propio sufrimiento lleve en sí el de nuestro padre, de nuestra madre, de toda la estirpe de nuestros ancestros o de todo un país. Si nos escuchamos a nosotros mismos, podemos comprender nuestro sufrimiento, el de nuestros antepasados, de nuestro padre, de nuestra madre, y sentir la liberación.
Volvamos a casa gracias a la plena conciencia
Si logramos detener la agitación mental y volver a nosotros mismos, el sufrimiento puede parecernos especialmente intenso. Esto se debe a que tenemos la arraigada costumbre de ignorarlo y distraernos. Estas formas de distracción pueden permitirnos anestesiarnos un momento, pero el sufrimiento interior exige nuestra atención y empeorará hasta que la obtengamos.
Por eso, la primera práctica consiste en dejar de correr, volver a nuestro cuerpo y reconocer nuestras sensaciones de sufrimiento: nuestra ira, nuestra ansiedad, nuestro miedo. El sufrimiento es una energía. La plena conciencia es otra energía a la que podemos recurrir para abrazar el sufrimiento. La función de la plena conciencia es, en primer lugar, reconocer el sufrimiento y, a continuación, aceptarlo.
La práctica no consiste en luchar contra ese sentimiento o reprimirlo, sino en acunarlo con ternura. Cuando la madre abraza a su hijo, aunque al principio no entienda por qué sufre, esta energía de ternura ya puede proporcionarle alivio. Si logramos reconocer y acunar el sufrimiento mientras respiramos conscientemente, ya sentimos alivio. Tu sufrimiento busca llamar tu atención, comunicarte algo, y ahora tienes la oportunidad de escucharlo.
Este libro, «Cómo escuchar», propone prácticas concretas para ayudarnos a escuchar profundamente y resolver nuestros problemas más urgentes.

Disponible en inglés en Parallax Press