Queridos amigos, queridas amigas,
El 5 de junio, New Hamlet (Plum Village) acogió un intercambio de experiencias sobre el tema de la ira, la desesperación y el burnout. Este diálogo fue la cuarta enseñanza del retiro de junio de 2024: «Un camino antiguo para los tiempos modernos: la ética aplicada».
En este artículo, compartimos un inspirador extracto de ese diálogo en el que la hermana Hien Nghiem (Verdadera Devoción) entrevistó a Christiana Figueres, líder mundial en la lucha contra el cambio climático, diplomática costarricense y alumna de Thich Nhat Hanh.
Activismo espiritual y Visión Profunda del Interser
Christiana, ¿te identificas como activista?
¿De dónde viene tu pasión? ¿Eres una activista «enfadada»?
Respuesta de Christiana Figueres
Sí, a veces, pero no siempre. Me has preguntado: «¿Eres una activista?». En primer lugar, me aparto de cualquier definición de cualquier cosa, porque no es de ninguna utilidad. Pero diría que, en mi corazón, soy una persona muy comprometida en mi campo, a saber, la protección de nuestro hermoso planeta.
Tengo muchos amigos que se autodenominan «activistas» y que podrían mirarme y decir «tú no eres una activista, eres una auténtica cobarde». Siguen siendo amigos queridos, porque necesitamos todo tipo de compromiso.
Para ilustrar esta necesidad, citaré un ejemplo sacado de una de esas negociaciones internacionales en las que participaron todos los países y que condujeron a las conversaciones de París, que dieron lugar al Acuerdo de París de 2015, en la COP 21. Las negociaciones no iban bien y un buen amigo, que dirigía Green Peace, vino a mi despacho para decirme: «Es escandaloso lo que están haciendo los gobiernos; nos vamos a largar de aquí, todos nosotros, todas las ONG, toda la sociedad civil, vamos a salir a la calle y a manifestarnos contra vosotros».
Le dije: «Es una idea excelente, ¿tienes todo lo que necesitas? ¿Tienes suficientes micrófonos?» y me contestó “Tengo dos micrófonos”; le dije «Yo tengo acceso a seis micrófonos, así que ahora tienes ocho. ¿Cuándo vais a salir?», “El miércoles a las 14.00 horas”. Dije: «Vale, ¿qué puerta vais a utilizar?», «Iremos por la puerta número dos», «Os sugiero que vayáis por la puerta cuatro porque allí hay más periodistas».
Examinamos y mejoramos esa declaración, lo que era absolutamente necesario dada la insuficiencia de los esfuerzos realizados por los gobiernos. Resultó ser una manifestación bastante impresionante, y yo me quedé sentada en mi despacho observando lo que sucedía («está muy bien») y los gobiernos se movilizaron ligeramente en respuesta a esa situación.
Ahora bien, también significó que no podía abdicar de mi responsabilidad, que era mantener en aquel momento el proceso gubernamental, algo que ya no hago. Ahora tengo otra responsabilidad.
Todos tenemos un papel que desempeñar
Lo que siempre ha sido importante para mí como guía es comprender que, debido a la verdad del inter-ser, todos desempeñamos un papel, cada uno tiene su propia posición, diferentes opciones, diferentes intereses, y todos son necesarios.
Incluso si delante de mí hay alguien que considera que somos diametralmente opuestos en cualquier tema, ya sea un asunto familiar o una cuestión más global como el clima o la guerra, o cualquier cosa, personalmente me resulta útil no visualizar una línea recta entre esa persona y yo, sino más bien un círculo.
Visualizo que esa persona está diametralmente frente a mí, al otro lado del círculo; pero se trata de un círculo. Siempre sabré, descubriré o confiaré en que hay otra persona, gobierno o institución cuya posición o interés es adyacente a aquel a quién estoy escuchando. Y luego habrá otro adyacente al primero, y adyacente, y adyacente… y muy pronto habremos recorrido 180° alrededor del círculo, y daremos la vuelta.
Siempre sonrío en mi corazoncito y, en mi interior me digo «crees que eres completamente diferente a mí, pero, en realidad, hay mucho de mí en ti y mucho de ti en mí; de hecho, ¡coincidimos en muchas cosas!». Descubro que ésta es la lección del inter-ser y de la comprensión: que el odio en la otra persona es una parte de mí, que la desesperación presente en la otra persona es una parte muy activa de mí.
Sin barro no hay loto
Para ser sincera, la mayoría de las mañanas me despierto desesperada por lo que veo. Entonces me corresponde preguntarme: «¿Voy a dejar que esto controle mi día? ¿Voy a dejar que esta desesperación controle mis pensamientos, palabras y actos? ¿O voy a aprovecharla, como un rico semillero de barro, para transformarla en un loto?». Para mí, no hay enseñanza tan clara como «sin barro no hay loto», porque éste es el núcleo mismo de la transformación, y si todos podemos ofrecernos esto cada día, entonces podremos dejar espacio para la desesperación y la ira, quizá incluso para el odio. Y al mismo tiempo, tal vez podremos tener la capacidad de crear espacio para la reconciliación y el crecimiento de nuestra humanidad compartida.
Muchas gracias Christiana. Estoy realmente impresionada por lo que acabas de compartir, y siento que estás hablando de ese tipo de Visión Correcta, ese tipo de valentía radical que es el tema de los tres primeros de los 14 entrenamientos de la plena conciencia, que invitan a una apertura real del corazón y de la mente.
¿Cómo encuentras la fuerza para mantener esa apertura, sobre todo en un contexto en el que has sido objeto de tantos ataques personales, tanto dentro como fuera del movimiento por el clima? ¿Cuál es la fuente de tu fuerza? Hemos tocado la visión profunda. ¿Cómo encuentras la fuerza para hacerlo?
Respuesta de Christiana Figueres:
¿No es esa visión profunda la fuerza? Para mí, lo es… y, en efecto, he sido objeto de muchas críticas y ataques, pero no me los he tomado como algo personal porque entiendo especialmente bien la ira. También forma parte de mí, no estoy en el país de las hadas. Conozco las razones de ese enfado. Conozco las razones, y si va dirigido a mí, probablemente sea la dirección correcta, porque significa que la ira no será devuelta. Puedo hacerlo, sin predicar; realmente, predicar es inútil en el campo en el que trabajo: todo es cuestión de trabajo interior.
«Todo es cuestión de la calidad de la presencia ofrecida a la situación, no de lo que hacemos o predicamos».
Es la calidad de la presencia lo que permite a la otra persona tener el espacio que necesita, en ese preciso momento, para expresar las emociones que la embargan en ese instante. Se trata de un momento de su vida en el que la semilla ha surgido de muchos elementos anteriores a ese momento, de muchas situaciones de su vida, de sus antepasados: es un tsunami de ira.
La frontera de esa ira no está necesariamente limitada a lo que estamos presenciando en ese momento. Tiene raíces mucho más largas, lo sé, y esas raíces también son mías. Esas raíces también son las mías y, en mis mejores días, puedo ser capaz de abrazar verdaderamente la situación y comprender de dónde procede la ira de esa persona; también puedo ver que lo que esa ira necesita es ser acogida: un abrazo, como acto de amor.
El milagro del cambio de sistema
Esa ira tendrá entonces la oportunidad de remitir; es un verdadero regalo que podemos ofrecer a esa persona. Recordemos también que es un regalo que estamos ofreciendo al mundo, porque cualquier interacción con una persona se refleja hacia fuera, en el mundo. Todo lo que hay dentro de mí, lo reflejo en el mundo; ese es el milagro del cambio sistémico.
Todo lo que hago tiene realmente un efecto en el mundo, ahí, en el exterior. La otra opción es dejar que el mundo determine el curso de las cosas; eso es lo que he hecho durante muchos años y puedo decir que realmente no nos conduce a muy buenos resultados… así que la invitación es a asumir esa responsabilidad.
Gracias Christiana. Me parece maravillosa tu forma de explicar cómo nuestro paisaje interior es también esa frontera de transformación colectiva. Y lo que también admiro realmente de tu forma de ser es que no tienes miedo de las emociones fuertes. Haces prueba de valor que permite apoyarse en las emociones fuertes para hacerse su amiga, que es por otra parte de lo que trata uno de nuestros entrenamientos de la plena conciencia. Se trata del sexto y, más concretamente, del siguiente párrafo «Practicaremos la diligencia correcta para cultivar nuestra capacidad de comprensión, amor, alegría e inclusividad. De este modo, transformaremos gradualmente la ira («gradualmente» es un término importante),la violencia y el miedo en nosotros mismos, y ayudaremos a los demás a hacer lo mismo». Practicas eso de maravilla, Christiana, me gustaría preguntarte algo más sobre esa ira. La reconoces, la abrazas, le das espacio. Quizá no todo el mundo sepa que la ayuda de Christiana ha permitido que Plum Village acoja retiros para activistas climáticos y, más concretamente, para personas con opiniones diferentes, susceptibles de ser llevadas al diálogo en el marco de la toma de decisiones y las negociaciones. ¿Cómo has visto la vía de la práctica aquí en Plum Village? ¿Cómo ayudar con el fuego de la ira que llevamos dentro, ira que tiene derecho a estar presente, pero que quizás no siempre ayuda... ayuda la ira?
Christiana Figueres: Sí, creo que ayuda; el barro lo hace. Es lo que yo he llamado el pelotón de fusilamiento circular, esa dinámica que hemos construido dentro de la comunidad ecologista, en la que todos nos sentimos muy santurrones por saber exactamente lo que hay que hacer. Pensamos «yo tengo la solución perfecta, así que tu solución no es buena porque no es la mía». Y entonces empezamos a atacarnos los unos a los otros (¡como si tuviéramos el tiempo de atacarnos!). Se trata pues de una observación que he empezado a hacer hace unos años.
Así que, en parte por este motivo, y también porque seguimos destruyendo el entorno que nos rodea, quienes dedican su vida a proteger nuestro planeta ahora suelen estar llenos de ira, desesperación, frustración o agotamiento, incluso más allá del burnout.
Siguiendo los pasos de Thây
Las enseñanzas de Thây me salvaron del suicidio. Cuando observo a la comunidad climática y veo la profundidad del dolor (y no se trata sólo del clima, sino de todas las cuestiones medioambientales y, cada vez más, de todas las cuestiones sociales), veo que este mundo se enfrenta a tantos retos, veo a todas esas personas que dedican su vida a traer armonía, resiliencia y paz, y sin embargo no lo ven reflejado en el mundo.
Esto genera una enorme frustración, rabia, desesperación, juicio, culpa y comportamiento de autodesprecio. Así que he contacatado de nuevo con Plum Village (igual que hice con Thây en 2014) porque estas personas de PV que dedican su vida al medio ambiente no son ecologistas durante una o dos horas al día, no, es su vida, dedican su vida a ello.
Conozco a mujeres (y utilizo la palabra «mujeres» deliberadamente) de tan sólo 11 años que dedican su vida a proteger el planeta. También hay mujeres de 68 años o mucho mayores que yo, y hombres, y esta dedicación surge de un profundo amor por este hogar que todos compartimos.
Cuando el mundo no refleja visiblemente lo que estamos mejorando, entonces nos invaden la desesperación, la ira, la frustración e incluso pensamientos suicidas. Por eso me gustaría darte las gracias, querida hermana, y a todo Plum Village, por haber aceptado hacer el duro trabajo de salvar a los cientos de activistas medioambientales que estaban a punto de rendirse, porque no podemos rendirnos.
Así que eso es lo que hacemos. Lo hacemos con cientos de personas valientes, dedicadas y magníficas que, al final de estos retiros, me dicen literalmente: «Nunca volveré a plantearme el suicidio, vuelvo al frente porque ahora conozco otra forma de ser activo. Tengo otra forma de ver, de pensar y de actuar». Y vuelven a la primera línea, siguiendo los pasos de Thây.